lunedì, febbraio 20, 2006

También apareció en el reportaje esta foto:



Ya la había visto hace unos años en una revista y la tengo guardada por algún lado. Está tomada en Reno, donde hace unos años yo gané unos centavos en un casino. Eso no es lo importante, claro. Lo que me impresionaba de la foto era la mirada de Arthur Miller, el último marido de Marilyn. Imaginé lo que pasaba por la mente de Miller al observar a su esposa que, ausente, se asoma a la ventana. Sabiendo que el matrimonio no tuvo un final feliz y que Marilyn murió poco después trágicamente, construí en mi imaginación lo que, quizá, pensaba Miller en ese momento. Miller, según mi imaginación, se lamentaba en ese momento exacto eternizado por el fotógrafo de su incapacidad para comprender a su esposa, tan bella, tan rara, tan superficial, tan complicada, tan deseada, tan... En fin, en momentos menos románticos creo que lo que pensaba Arthur Miller es dónde coño había dejado el cenicero.

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