martedì, giugno 06, 2006

Biografías innecesarias (5)

FUTBOL/BIOGRAFIAS INNECESARIAS
5.GAETANO SCIREA
Hace de esto casi exactamente veinte años. La Juventus de Turín visitaba el Camp Nou en un partido europeo. Aquella Juve daba miedo; siempre lo da, pero esa Juve además era un gran equipo, con campeones del mundo como Scirea o Cabrini o monstruos como Platini y Laudrup. Aquel Barça no era un mal equipo pero, en el fondo, todos sabíamos que ellos eran mejores. Con el 0-0 en el marcador, nuestros jugadores presionaron la salida del balón desde la defensa juventina. Con un par de toques entre Scirea y, creo, Bonini, sacaron la pelota con tanta elegancia y superioridad que un pequeño “ooohh” de admiración se levantó desde las gradas del Estadi. A mí también se me escapó ese “oooh” y entendí que eso era un reconocimiento de nuestra inferioridad. En ese momento supe que perderíamos el partido y que la Juve nos eliminaría. Lo vi claro. El aficionado sabe esas cosas, pensé.
Por supuesto que me equivoqué. Casi al final del partido, aquella cabra loca llamada Julio Alberto marcó el tanto de su vida y, en la vuelta, el célebre gol de oreja del simpático Steve Archibald nos llevó a las semifinales de la Copa de Europa, donde otro milagro imposible ante el Göteborg nos metió en la final. Supe entonces que la ganaríamos. Y por supuesto me equivoqué, y la perdimos.
Pero no sé por qué me he ido tan lejos, hasta Sevilla, cuando en realidad yo quería empezar hablando de Gaetano Scirea, aquel que sacó ese balón con tanta elegancia desde su defensa y que hizo que se me escapara un “ooooh” de admiración. No tengo muchos más recuerdos de él, aunque cuatro años antes le había visto ganar un Mundial. A mí, lo que de Scirea siempre me quedó fue ese “ooooh” en el Camp Nou y además tuvo una muerte trágica y eso hace que los recuerdos tan leves como esos se graben a fuego en la memoria para siempre. Scirea murió el 3 de septiembre de 1989, en un accidente de coche en Polonia. Dos días antes, uno de los mejores jugadores polacos, Kazimierz Deyna, había muerto en circunstancias similares, pero no en Italia, sino en Estados Unidos. Y puedo decir, para completar este absurdo triángulo de coincidencias, que en julio había muerto, también en accidente de coche, Laurie Cunningham, que años atrás también había levantado algunos “oooooh” de admiración en el Camp Nou, aunque ese día yo no estaba allí, por suerte, porque ese día perdió el Barça con el Madrid y yo no hubiera estado para muchos “ooohh”.
Recuerdo que también vi jugar a Juanito y a Rommel Fernández, fallecidos después en accidente de coche. Y a Urruti, por quién también dejé escapar varios felices “ooooh”. De pequeño, uno de mis cromos preferidos era el de Heraldo Becerra, un delantero melenudo del Atlético de Madrid, que hoy he descubierto que murió en accidente de coche cuando yo aún coleccionaba cromos. No sé cuál es la moraleja de esta funesta historia.
Me he quedado pensando y me doy cuenta de qué sé de varios futbolistas muertos trágicamente. Y de baloncestistas. Sé de un golfista, aquel que lucía bombachos. De varios pilotos de Fórmula Uno y de motociclistas. De muchos ciclistas. Hace poco murió un waterpolista. Pero por mucho que pienso no sé ni de un tenista muerto. ¿Dónde van a morir los tenistas? Posted by Picasa

1 Comments:

Anonymous Anonimo said...

me llama mucho la atencion que viste a rommel fernandez jugar!!... soy panameño y es mi idolo futbolistico 15 años demasiado tiempo ha pasado y muy rapido... pero me da alegria ver que todavia lo recuerdan en europa... q viva rommel por siempre

12:19 PM  

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