martedì, luglio 25, 2006

Mónica había explotado (4)

Y sin embargo, los primeros años de nuestro matrimonio fueron, si no felices, sí interesantes. Las sorprendentes circunstancias de la boda, con la muerte en el altar de mossèn Sugranyes, nos proporcionaron una pequeña, aunque efímera, fama a nivel nacional. En aquellos tiempos, los medios de comunicación no estaba tan desarrollados como en nuestros días, pero aún y así Mónica y yo fuimos invitados a dos programas de televisión y a tres cadenas de radio donde contamos con pelos y señales no sólo la muerte del sacerdote, sino también algunas pequeñas intimidades de nuestro matrimonio. En uno de esos programas televisivos coincidimos con la cantante Roberta Flack, que estaba de gira por España para promocionar, como si hiciera falta, su hit Killing me softly with this song, y a la que aproveché para contar esa anécdota de mi adolescencia que ya expliqué antes y que involuntariamente la implicaba a ella. Por desgracia, yo no hablo inglés y a pesar de que le expliqué los detalles casi a gritos, para que los comprendiera mejor, Roberta no pareció captar gran cosa, aunque sonrió en todo momento y firmó amablemente, aunque yo no se lo había pedido, en nuestro certificado matrimonial, que yo llevaba siempre conmigo en mis apariciones televisivas como para dar fe de la historia del fallecimiento de mossèn Sugranyes. Desde entonces, en el certificado de matrimonio, ya caducado por otra parte a causa de la explosión de Mónica, al lado de las firmas de nuestros padrinos, mi hermano Venancio y el abogado Botubot, figura la de esa gran estrella norteamericana de la música popular.
Con el tiempo, el populacho, que es desagradecido por naturaleza, perdió el interés por la historia de la muerte de mossèn Sugranyes y no digamos ya por las noticias que Mónica y yo pudieramos contar de nuestro matrimonio. Los medios de comunicación nos relegaron al olvido y se dedicaron a otros temas de, según ellos, mayor calado y actualidad, como la historia del atracador Dioni o el tamaño del rabo del conde Lecquio. Esa degradación intelectual de nuestros medios de comunicación ha ido progresivamente en aumento y actualmente sería impensable que la televisión se ocupara de una historia tan didáctica como la de nuestra boda. Ni siquiera la explosión de Mónica ha reavivado el interés de los mass media por nosotros y eso me parece un signo evidente de la pérdida de valores de nuestra sociedad. Allá ellos.

5 Comments:

Blogger Reich said...

Menos mal que algunos todavía conservamos un buen criterio y nos apetece saber mucho más sobre la explosión de Mónica que sobre el tamaño (sobrevalorado) del miembro del Conde...

Besos

11:12 AM  
Blogger Jordi said...

En realidad, yo lo ignoro todo sobre el tamaño del miembro del Conde. Simplemente he oído rumores por ahí, en los aquelarres que organizan mi mujer y sus amigas.

1:23 PM  
Blogger Cabeza Mechero said...

Sin menospreciar en absoluto la boda de Mónica, la muerte de mossén Sugranyes y el certificado matrimonial autografiado por la Flack; no puedo hacer otra cosa que disentir en lo que al Dioni se refiere. Ese gran hombre devolvió la alegría de vivir al pueblo trabajador, su épica hazaña del furgón hizo recobrar la confianza española en la picaresca como modo de vida robinjudiano. El Dioni debería ser recordado y mostrado a los niños no como un chorizo cualquiera, si no como el gran poeta del hurto.

4:33 PM  
Blogger Jen said...

¡yo quiero saber por qué explotó Mónica! Acabo de leerme las 4 partes que llevas del tirón y qué jarta de risa :p

6:13 PM  
Blogger miriam said...

No mientas. No puedes saber de qué se habla en nuestras reuniones porque en los aquelarres no se admiten seres de género masculino, a excepción de los murciélagos y pollos que seguidamente son sacrificados.

8:58 PM  

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