lunedì, agosto 07, 2006

Mónica había explotado (10)

Así como la madre de Mónica era ballenesca y tirando a repugnante, su padre, el señor José Luis, era una persona encantadora. Unía a su condición de lampista un carácter afable y un origen cordobés que le permitía contar chistes muy subidos de tono sobre el califato de su ciudad local que a mí me parecían tremendamente originales. A lo mejor, si se tercia, más adelante cuente alguno, quizá el chiste del último de los Omeya que se cayó de un abenuz, que me recuerda a la anécdota de Keith Richards cayéndose de un cocotero.
Como ya he contado, la señora Marisol, aka Moby Dick, y yo no hacíamos buenas migas, en parte por su carácter odioso y en parte por nuestra mutua sordera. En realidad, la señora Moby Dick y el señor José Luis tampoco hacían buenas migas y para mí que sólo el tedio, la rutina y una educación católica impedían que se separaran. Mónica, por su parte, mantenía una indestructible relación de complicidad con su madre, mientras que al señor José Luis le trataba como a un simple lampista. Unicamente cuando la lavadora o el desagüe dejaban de funcionar se acordaba de su progenitor, que sin pedir explicaciones acudía raudo con su caja de herramientas y su lapiz en la oreja y ponía una biela nueva, o reparaba el motor de arranque o cambiaba una policha, o lo que fuera, tras lo cual Mónica le daba las gracias secamente y casi le echaba de casa sin ni invitarle a un mísero café con la excusa de una inexistente cita en, por ejemplo, la peluquería.
El señor José Luis y yo, sin embargo, éramos grandes amigos. Ante la hostilidad de su mujer y de su hija, mi suegro buscó pronto mi amistad, y dado que la cetácea Moby Dick también me ignoraba y mi esposa se convertía en una monstrua peluda en presencia de su madre, acepté su compañía. Y así descubrí que el señor José Luis era una persona la mar de interesante, que solía explicarme secretos para el buen funcionamiento de las lavadoras y de la lampistería en general. ¿Saben ustedes, por ejemplo, que el mítico anuncio televisivo en el que un técnico comunica a una desolada ama de casa que la cal del agua ha acabado con la vida de su lavadora es una inmunda falacia? Según me contó el señor José Luis, deberían pasar varios miles de años para que eso pudiera suceder. Yo no afirmo ni desmiento, pues mis conocimientos sobre la presencia de la cal del agua en nuestras aguas urbanas son limitados, pero ahí queda el dato para que mentes más preclaras que la mía acaben con esa leyenda urbana que sólo sirve para enriquecen a compañías extranjeras como Proctor & Gambler y otras.
Aprendí mucho con el señor José Luis, no sólo sobre lavadoras y otros electrodomésticos, sino también sobre electricidad, desagües y chistes del califato de Córdoba. Creo que, tras la explosión de Mónica, el señor José Luis fue el único que supo comprenderme. Así como la señora Moby Dick, mi hermano Venancio y la mayoría de amigos y conocidos cuando me veían me preguntaban invariablemente por qué había explotado mi mujer, el señor José Luis me dio un fraternal abrazo, me tomó de los hombros y, mirándome a los ojos, me dijo simplemente:

-Son cosas que pasan. Las personas somos como las lavadoras o los electrodomésticos en general. A veces dejamos de funcionar. Pero no por la cal del agua, eh.

Me sentí reconfortado.

5 Comments:

Blogger Reich said...

Vale, descartamos la sobredosis de cal en las tuberías de Mónica... pero seguimos con la eterna duda ¿Por qué? ¿Por qué Mónica? ¿Por qué explotó? ¿Por qué, señor, siempre te llevas a los mejores?...

2:49 PM  
Blogger miriam said...

Mónica simplemente petó. El señor José Luis dio la clave de este relato: "Las personas somos como las lavadoras o los electrodomésticos en general. A veces dejamos de funcionar"
...ahora lo veo claro.

3:30 PM  
Blogger Reich said...

Mónica era un electrodoméstico?? Ahora empiezo a descifrar el misterio... Mónica era una termomix!!! y lo que el protagonista creyó indentificar como el páncreas de mónica era la víscera de cerdo típica con la que se hace un buen cocido montañés... no?? o no??

3:43 PM  
Blogger Cabeza Mechero said...

Yo lo único que saco en claro hasta ahora, es que aunque Mónica le hubiera dado por atiborrarse a diario de pastillas de calgón, la explosión hubiera sido irremediable.

4:57 PM  
Anonymous Anonimo said...

¿si yo me tomo mucho produco anti cal no explotare??Ya me lo podiais haber dicho antes.Por cierto cariño, no te metas con mi madre y devuélveme el pancreás que lo necesito
Monica

5:16 PM  

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