mercoledì, dicembre 27, 2006

Nuevas tradiciones

La Nueva y yo llevamos ya más de un año inventándonos tradiciones. Estas han sido nuestras segundas Navidades juntos y, por tanto, las tradiciones navideñas que inventamos en el 2005 han cumplido ya dos años. Es muy tradicional entre nosotros, por ejemplo, que la Nueva afirme, a principios de diciembre, que comprará adornos navideños y montará un enorme belén en el balcón. La ancestral tradición de dos años se completa con el incumplimiento de ese anuncio: la Nueva se olvida cada año de su promesa y yo, que soy muy respetuoso con las tradiciones y poco amante de los belenes, no se la recuerdo. A primeras horas del día de Navidad, la Nueva y yo, aún en pijama, salimos al balcón, observamos su desnudez (plantas moribundas aparte) y sé que entonces ella se promete interiormente que a principios del próximo diciembre volverá a anunciar que comprará adornos navideños y que montará un belén, y también sé que ella sabe que se olvidará de su promesa. Qué bonita tradición.
Otra de nuestras más queridas tradiciones es la de dedicar la noche del día de Navidad a confeccionar los canelones del día de Sant Esteve. Para los no catalanes explicaré que, en tiempos de los primeros cristianos, el pollo (o el pavo) sobrante del día de Navidad se trinchaba para fabricar canelones, que se comían en familia al día siguiente (Lucas 22, 7-12). Esa tradición se olvidó con el paso del tiempo, pero no fue así en Catalunya, pues el catalán suele ser muy cristiano, ahorrativo y muy amante de los canelones. La Nueva y yo llevamos ya dos años fabricando canelones con pollos y pavos sobrantes del día de Navidad. Lo que hace tan nuestra esa tradición catalana es que nosotros transformarmos la clásica bechamel de los canelones en un personalísimo engrudo. El engrudo que la Nueva y yo fabricamos es inigualable y a nuestros familiares se les hace la boca agua cuando, el día de Sant Esteve (el día 26), nos ven llegar con los canelones al engrudo. Este año he incorporado yo otra nueva tradición: mientras la Nueva prepara el engrudo tradicional, yo relleno los canelones escondiendo en cada uno de ellos un pequeño hueso de pollo. El día de Sant Esteve la Nueva y yo nos divertimos contando cuántos huesecillos son descubiertos y cuántos acaban en los estómagos o en las encías de los comensales. En el año inaugural de esta tradición hemos contado cuatro encías y once estómagos. Los otros 44 huesecillos fueron descubiertos a tiempo con singular destreza por nuestros familiares.
Si habéis estado atentos, habréis contando 59 huesecillos y, por tanto, 59 canelones y sin duda sabéis que los paquetes de pasta de canelones (El Pavo, por supuesto) incluyen 20 unidades. El cálculo rápido os permite deducir que lo lógico es que la Nueva y yo fabricamos 60 canelones. ¿Dónde está el que falta? Lo ignoramos: la Nueva y yo perdimos un canelón, no sabemos en qué momento del proceso de fabricación. Ella jura y perjura que no se comió ninguno, y yo la creo. Yo tampoco me lo comí: odio los canelones y a eso se debe mi perversa tradición creada este año de esconder huesecillos en su interior.
La búsqueda del canelón perdido, que hemos decidido que se prolongue hasta su descubrimiento o, en su defecto, hasta el día 29, día de San Tomás Becket, es la última de las tradiciones creadas por la Nueva y por mí. Esta mañana he inspeccionado con todo detalle la cocina y puedo asegurar que allí no se esconde el canelón misterioso.

5 Comments:

Blogger miriam said...

Leo que habéis perpetrado gran cantidad de canelones; espero que sean suficientes para cumplir la "tradicional" promesa de las sobremesas:
-¡Y ahora sacamos los canelones!

6:41 PM  
Blogger Cabeza Mechero said...

Yo os puedo asegurar que no me lo comí, no por odiar el engrudo si no por la sutil semejanza que este pueda tener con la bechamel. El ser humano debería aprender más de la naturaleza; no existe ningún mamífero que de forma natural ingiera leche en su condición de adulto... la leche y sus derivados suelen arruinar cualquier tradición, inventada o no. Yo quizá mañana inagure otra tradición, me compararé el calendario zaragozano 2007, aun no sé cual es su función, pero es barato y quedará bien sobre mi mesilla de noche.

3:18 AM  
Blogger Lalia said...

Me encantan las tradiciones pero, eso sí, para ver cómo las siguen los demás. La única tradición que yo sigo es no tener tradiciones.

10:52 AM  
Blogger SBP said...

felices fiestas!

2:16 PM  
Blogger Missing said...

¿¿Eso de las tradiciones es algo parecido a lo de los buenos propósitos de cada año??
Yo, entonces, tendría que cambiar de tradiciones cada año y, peor aún, criticar mis propias tradiciones de años anteriores por resultar incumplibles por cualquier humano que se precie de serlo.
Espero que vosotros lo tengáis más fácil.
Besos.

5:24 PM  

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