sabato, agosto 28, 2010

La muñeca para los niños

A mi paso, la muñeca cayó de su estante en la tienda de aquella estación de servicio como si un invisible resorte la hubiera empujado. La recogí para devolverla a su sitio. Y entonces pensé:

-A Umbrello y Fratello les gustará. Las cosas no suceden porque sí.

Así que me acerqué a la caja y le dije a la dependienta:

-Cóbreme la gasolina y la muñeca.
-Hace bien en comprarla -dijo ella.
-¿Por qué? -pregunté intrigado.
-Vi que se cayó delante suyo. Las cosas no suceden porque sí.

Volví al coche medio trastornado.

-He comprado esto para los niños -expliqué a la Nueva sin revelar la coincidencia entre mis pensamientos y los de la cajera.

En cualquier caso, a día de hoy Umbrello apenas presta atención a la muñeca y Fratello la ignora directamente. Pero las cosas no suceden porque sí, claro está, claro está.

mercoledì, agosto 04, 2010

La huida

Acudí a la hemeroteca de La Vanguardia en busca de ciertas informaciones que no vienen al caso y, de forma casual, en la edición del diario del 13 de octubre de 1950, di con esta noticia:

"Heraklion (Creta).- Doscientos leprosos se han escapado de la isla de Spinalonga, a tres quilómetros de la costa de Creta. El hecho ha provocado la natural inquietud en los pueblos costeros. Los leprosos huyen en todas las direcciones en protesta contra la negativa del Gobierno a conceder una pensión diaria equivalente a 90 centavos de dólar a los recluidos en la leprosería. EFE".

Eso sí que eran noticias de verdad y no las de ahora. La poderosa imagen mental de doscientos leprosos huyendo en todas las direcciones me persigue desde que lo leí.