giovedì, giugno 21, 2012

Autorías

Cuando hace ya demasiados años vi esa película, Sospechosos habituales (Usual Suspects, 1995), me llamó la atención esa frase que pronuncia Kevin Spacey:

"The greatest trick the Devil ever pulled was convincing the world he didn't exist".

O sea, que el mejor truco que hizo jamás el diablo fue convencer al mundo de que no existe. Ni dudé de la autoría de la frase ni reflexioné un solo segundo sobre ese aspecto hasta que, esta mañana, leyendo Carolux Rex (1974), una novela de Ramón J. Sender, biografía irónica de la vida de Carlos II de España, llegué a una escena en la que el autor nos hace pasear por el salón real en el que la corte celebra un vistoso baile. Nos acercamos a un corrillo en el que conversan la reina madre, el representante del vaticano y nobles varios. Y oímos (o leemos):
 
"-La mayor habilidad del diablo -explicaba el nuncio- consiste en hacernos pensar que no existe".
 
Uops, dije yo. Así que no fueron los sospechosos habituales quienes crearon la bella frase. ¿Se inspiraron en Ramón J. Sender? Diría, astutamente, que no. Y no, claro está: mis investigaciones por google, lo más provechoso de este día de junio, me han conducido a... Baudelaire. No sé si de forma definitiva, pero el autor de la sentencia parece ser él; figura en Le joueur généreux, una de las piezas que conforman Spleen de Paris (1869), un compendio de prosas poéticas, sean estas lo que sean. La frase de marras, en forma baudelairiana, y ampliada, dice:
 
"Mes chers frères, n’oubliez jamais, quand vous entendrez vanter le progrès des lumières, que la plus belle des ruses du diable est de vous persuader qu’il n’existe pas!"

En fin, levedades mías. Añadiré que por lo que hace referencia a Ramón J. Sender, hay en google un trabajo académico que por error se titula "Jamón J. Sender". Sender nació en el pueblo de Chalamera y vivió algunos años de su infancia en Alcolea de Cinca, a pocas verstas de donde el padre de la Nueva, mi señor suegro, regenta una señorial mansión. En Chalamera hay una ermita, achicharrante si se visita en agosto al mediodía, que es lo que hice yo insensatamente, y un insólito restaurante thailandés. En Alcolea de Cinca viven unos amigos. Son cosas que me ocurren y se me ocurren y que cazo al vuelo. En cuanto al diablo, dudo de que exista.

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